jueves, 3 de abril de 2014

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Make it: creando juegos en clase!

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miércoles, 2 de abril de 2014

Reglas de Etiqueta frente a una persona con discapacidad.

 Personas ciegas o con trastornos visuales
 Las personas ciegas saben cómo orientarse y circular en las calles. Están en condiciones de viajar sin asistencia, aunque probablemente usen un bastón o un perro guía. Una persona puede tener un trastorno visual que no resulte evidente. Esté dispuesto a ayudar—por ejemplo con la lectura—si se lo piden.
■ Identifíquese antes de tener un contacto físico con una persona ciega. Dígale su nombre—y su función si corresponde, por ejemplo, guardia de seguridad, acomodador, asistente social, recepcionista o compañero de estudios. Recuerde presentarle a la persona ciega los demás miembros del grupo para que no se sienta excluida.
■ Si un cliente o empleado nuevo es ciego o tiene un trastorno visual, ofrézcale acompañarlo a recorrer el establecimiento.
■ Las personas ciegas necesitan los brazos para mantener el equilibrio, por lo tanto, en vez de tomarlas por el brazo si necesitan que se las guíe, ofrézcales el suyo. (No obstante, sí puede guiar la
mano de una persona ciega hacia un pasamanos o hacia el respaldo de una silla para ayudarla a llegar
a una escalera o a un asiento).
■ Si la persona tiene un perro guía, camine del lado opuesto al del perro. A medida que caminen,
describa el entorno, mencionando cualquier obstáculo, por ejemplo escaleras (hacia arriba o hacia abajo) o alguna grieta grande en la acera. Otros peligros incluyen: puertas giratorias, archivadores o puertas entreabiertos, objetos que sobresalgan de una pared a la altura de la cabeza como una planta colgante o una lámpara. Si va a dar una advertencia, sea concreto. Gritar “¡Cuidado!” no le indica a la persona si debe detenerse, correr, agacharse o saltar.
■ Si está orientando a alguien, sea específico y ofrezca información que no sea visual. En vez de  decir, “Doble a la derecha cuando llegue a los artículos de oficina”, que presupone que la persona sabe dónde están los artículos de oficina, diga: “Avance hasta el final de este pasillo y doble a la derecha”.
■ Si debe dejar sola a una persona ciega, comuníqueselo primero e indíquele dónde está la salida, luego acompáñela hasta una pared, mesa o algún otro punto de referencia. El centro de una
habitación le parecerá el centro de la nada.
■ No toque el bastón ni el perro guía de la persona. El perro está trabajando y debe concentrarse. El bastón es parte del espacio individual de la persona. Si la persona apoya el bastón en el suelo, no lo mueva. Avísele si interfiere con la circulación.
■ Ofrézcase para leer información escrita—como el menú, las etiquetas de artículos o un estado de cuenta—a los clientes ciegos. Cuente el cambio para que sepan cuál es cada billete.
■ Si sirve alimentos a una persona ciega, hágale saber dónde ha dispuesto cada alimento en el plato en sentido horario (las doce en punto es la referencia más alejada de la persona, las seis en punto la más cercana a ella). Retire del plato los adornos y todo lo que no sea comestible. Algunos clientes le pueden pedir que les corte la comida; puede hacerlo en la cocina del restaurante antes de llevar el plato a la mesa.
■ Una persona con un trastorno visual puede necesitar que el material escrito esté impreso en letras grandes. Una fuente clara con espacios intermedios adecuados es tan importante como el tamaño de las letras. Las etiquetas y las señales deben tener letras claras en colores contrastantes.Para la mayoría de las personas con trastornos visuales resulta más fácil leer letras blancas gruesas sobre fondo negro.
■ Es importante contar con buena iluminación, pero no debe ser demasiado brillante. De hecho, el
papel o las paredes muy brillantes pueden producir un reflejo que resulte molesto a la vista.
■ Mantenga las sendas peatonales libres de obstáculos. Si su establecimiento es frecuentado por personas ciegas o con trastornos visuales como clientes o empleados, infórmeles acerca de cualquier cambio físico, como una nueva distribución de los muebles, los equipos o cualquier otro elemento que se haya cambiado de lugar.

Personas sordas ocon problemas auditivos 
El Lenguaje de señas Ecuatoriano (LSE, por sus siglas en español) es un idioma completamente diferente al español, con una sintaxis absolutamente propia. La lectura del habla (lectura labial) resulta difícil para las personas Sordas si su primer idioma es el ESL ya que es difícil realizar una lectura labial de un segundo idioma.
Sin embargo, las personas con problemas de audición se comunican en español. Pueden escuchar algo y además probablemente dependan de algún dispositivo de asistencia auditiva o de observar los labios de quien habla para comunicarse con eficacia.
Hay una amplia variedad de preferencias y estilos de comunicación entre las personas con problemas
de audición que no puede explicarse en este breve espacio. Recuerde que la mayoría de las personas
que han perdido la audición de adultas no se comunican con lenguaje de señas, lo hacen en español y pueden ser candidatas a emplear dispositivos de asistencia escrita o auditiva para mejorar la comunicación. Las personas con implantes cocleares, al igual que otras personascon problemas de audición, normalmente le dirán de qué manera escuchan mejor.
■ Cuando el intercambio de información sea complejo—como en una entrevista laboral, una visita al médico o la denuncia de un delito—la mejor manera de comunicarse con una persona cuyo primer idioma es el lenguaje de señas será a través de un intérprete autorizado de este lenguaje. En una interacción simple—como ordenar en un restaurante o registrarse en un hotel—un intercambio escrito suele ser suficiente.
■ Preste atención a las claves que la persona le ofrezca para averiguar si prefiere utilizar lenguaje de señas o gestos, o bien escribir o hablar. Si le cuesta comprender lo que una persona sorda o con problemas auditivos dice, hágaselo saber.
■ Cuando recurra a un intérprete de lenguaje de señas, mire directamente a la persona sorda y mantenga contacto visual con ella. Hable directamente con la persona (“¿Qué le gustaría?”) en vez de dirigirse al intérprete (“Pregúntele qué le gustaría”).
■ Recuerde incluir a las personas sordas en los procesos de toma de decisiones sobre temas que les afectan; no decida por ellas.
■ Antes de hablar a una persona sorda o con problemas auditivos asegúrese de que le preste atención. Según sea el caso, puede extender el brazo y agitar la mano, tocarla en el hombro o hacerle señas de luces.
■ Si la persona no comprende algo que haya dicho, expréselo de otra manera en vez de repetirlo.
■ Cuando hable, ubíquese frente a la persona. Una habitación tranquila y bien iluminada favorece la
buena comunicación. Si usted está frente y de espaldas a una fuente de luz (por ejemplo, una ventana), el resplandor puede oscurecer su cara y complicar la lectura labial para la persona con problemas auditivos. Hable con claridad. La mayoría de las personas con problemas auditivos necesitan leer los labios de los demás cuando hablan para ayudarse a comprender. Evite mascar chicle, fumar o taparse la boca con la mano mientras habla.
■ No es necesario elevar la voz cuando se dirija a una persona sorda o con problemas auditivos. Si la
persona usa un audífono, estará calibrado a un volumen normal de voz, un mayor volumen sólo provocará distorsión

Personas en sillas de ruedas o contrastornos motores
Las personas en sillas de ruedas tienen diferentes discapacidades y diversas capacidades. Algunas pueden utilizar los brazos y las manos. Algunas pueden levantarse de sus sillas de ruedas e incluso caminar distancias cortas.
■ Quienes utilizan sillas de ruedas son personas, no cosas. No se apoye en una persona en silla de ruedas para estrechar la mano de otra ni le pida que sostenga abrigos. Jamás apoye su bebida en el apoyabrazos de una silla de ruedas.
■ No empuje ni toque la silla de ruedas de una persona; es parte de su espacio personal. Si ayuda a alguien a subir o bajar el bordillo sin esperar que le indique cómo hacerlo, puede hacer caer a la persona de la silla. Si levanta una silla por los brazos o el apoya pies puede desprender alguna de sus piezas.
■ En su edificio, mantenga las rampas y las puertas con accesos para sillas de ruedas sin trabas ni obstáculos. Según la ley ADA, no se deben ubicar los exhibidores delante de las entradas, los cestos para basura no deben estar en medio de los pasillos y no se deben almacenar cajas en las rampas.
■ Tenga en cuenta hasta dónde pueden alcanzar las personas en silla de ruedas. Coloque tantos elementos como le sea posible al alcance de sus manos. Y asegúrese de que el trayecto de acceso a estantes y exhibidores esté libre de obstáculos. Cuando hable con una persona en silla de ruedas, busque una silla para usted y siéntese a su altura. Si eso no es posible, quédese de pie pero guarde una cierta distancia, de modo que la persona no tenga que forzar el cuello para mantener contacto visual con usted  Si el mostrador de su establecimiento es demasiado alto para que una persona en silla de ruedas vea por encima de su superficie, pase al lado de la persona para atenderla. Tenga a mano una tablilla con sujetapapeles si se espera que la persona complete un formulario o asiente su firma.
■ Si en su edificio hay diferentes vías de circulación, asegúrese de que haya señales para orientar a las personas en sillas de ruedas hacia las más accesibles. Las personas que caminan con ayuda de un bastón o de muletas también necesitan saber la forma más fácil de moverse dentro de un lugar, pero es posible que las escaleras les resulten más convenientes que una rampa. Asegúrese de que el personal de seguridad y de recepción sepa cuáles son las sendas más accesibles para circular dentro de un edificio y sus alrededores, y pueda brindar indicaciones precisas.
■ Si el baño público más cercano no tiene acceso está ubicado en un piso sin acceso para una persona en silla de ruedas, permítale que utilice un baño privado o para los empleados si éste tiene un acceso apropiado.
■ Las personas que usan bastones o muletas necesitan los brazos para mantener el equilibrio, por lo tanto, jamás las agarre de los brazos. Las personas con trastornos de movilidad a veces se apoyan en una puerta mientras la abren. Empujar la puerta por detrás de ellos para abrirla o abrirla inesperadamente puede hacerlos caer. Incluso empujar una silla de ruedas o tirar de ella puede constituir un problema. Siempre pregunte antes de ayudar  Si le ofrece un asiento a una persona con un trastorno de movilidad, recuerde que a algunas personas les resulta más fácil sentarse en sillas con
brazos o con asientos más altos.
■ Las caídas representan un grave problema para las personas con trastornos de movilidad. Si se ha lavado el piso, asegúrese de exhibir señales de advertencia apropiadas. Además coloque felpudos los días de lluvia o nieve para mantener los pisos lo más secos posible. (Cuide que no se plieguen y obstaculicen el paso de una personaen silla de ruedas).
■ Las personas que tienen trastornos de movilidad que pasan inadvertidas pueden tener necesidades en relación con su movilidad. Por ejemplo, una persona con un problema respiratorio o cardíaco puede tener dificultad para recorrer una gran distancia o para caminar con rapidez. Asegúrese de que su museo, hotel o tienda tenga muchos bancos para que las personas se sienten y descansen.
■ Algunas personas tienen limitaciones para utilizar las manos, las muñecas o los brazos. Esté dispuesto a ofrecerles su ayuda para alcanzar, tomar o levantar objetos, abrir puertas o exhibidores, operar máquinas expendedoras y otro tipo de equipos.

Tomado de: Reglas de Etiqueta frente a una persona con discapacidad por Judy Cohen

Adaptaciones curriculares

 Tomado  del libro: Downn España. Buenas Prácticas en Inclusión Educativa.

Las Adaptaciones Curriculares se refieren a todos aquellos ajustes o modificaciones que se efectúan en los diferentes elementos de la propuesta educativa (objetivos, bloques de contenidos, secuencias de contenidos de las distintas áreas, criterios de evaluación, actividades de enseñanza-aprendizaje y ayudas personales y materiales) desarrolladas para un alumno con el fin de responder
a sus necesidades educativas.

A través de las Adaptaciones, facilitamos el proceso de enseñanza-aprendizaje al alumnado con NEE, a la vez que les estamos posibilitando el acceso al currículo común, o unos aprendizajes equivalente por su temática. De esta manera, podremos dar respuesta a la diversidad individual, independientemente de las diferencias personales, de ritmos, intereses,... Considerando también que es necesaria una metodología, una organización que facilite el desarrollo de las capacidades y habilidades propias del alumnado. Una vez tenemos claro el qué, cómo y cuándo enseñar y evaluar, vamos a planificar una Adaptación Curricular Individualizada (A.C.I.), teniendo en cuenta una serie de aspectos que facilitarán alcanzar los objetivos del currículo común al alumnado con discapacidad.

La Educación Inclusiva parte del supuesto de diseñar y desarrollar un currículo común, diverso y flexible cuyos fundamentos se derivan de la atención a la diversidad de capacidades, intereses y ritmos de aprendizaje, de la flexibilidad en el alcance y del logro de los objetivos de aprendizaje. 

Las adaptaciones curriculares individualizadas se pueden entender como un proceso de toma de decisiones compartido destinado a ajustar y complementar el currículo común para dar respuesta a las necesidades educativas especiales de los niños y lograr su máximo desarrollo personal y social. Se trata de construir un currículo a la medida del alumno, tomando decisiones respecto a qué tiene que aprender y con qué secuencia, cómo hay que enseñarle, cuáles van a ser los criterios para medir sus avances y cómo hay que evaluarle. El hecho de que sea una planificación individual no significa que sea un currículo paralelo o aislado del que siguen sus compañeros.

En términos de Rose y Meyer (2002), ello daría lugar a tres principios operativos, pensados para minimizar las barreras y maximizar el aprendizaje y la participación consistentes en: 
Proporcionar al alumnado múltiples medios o formas de representación del contenido. Esta multiplicidad proporcionaría un mayor y más amplio espectro de opciones de acceso real al aprendizaje a cada alumno.
Proporcionar múltiples medios de expresión al alumnado que permitan que cada uno de ellos demuestre el aprendizaje de acuerdo a su estilo propio y a sus preferencias.
Proporcionar al alumnado múltiples medios de motivación que permitan que cada alumno encuentre su incentivo para el aprendizaje de forma que transformen los estímulos externos en un foco endógeno de acción y de motivación.
Estos tres principios, representan una reorganización del aprendizaje.

Asumir, desde el inicio del proceso de programación didáctica, la riqueza y la complejidad que supone valorar la diversidad del alumnado y tener presente, por ello, las necesidades educativas de todo el alumnado, diseñando los procesos escolares desde esa premisa, es una opción más coherente con los principios de inclusión educativa (Echeita, 2008), que la de pensar en “la mayoría” y a, posteriori, realizar adaptaciones que no pocas veces no han sido otra cosa que la simple eliminación de objetivos y contenidos de aprendizaje.
 

jueves, 14 de noviembre de 2013