miércoles, 2 de abril de 2014

Adaptaciones curriculares

 Tomado  del libro: Downn España. Buenas Prácticas en Inclusión Educativa.

Las Adaptaciones Curriculares se refieren a todos aquellos ajustes o modificaciones que se efectúan en los diferentes elementos de la propuesta educativa (objetivos, bloques de contenidos, secuencias de contenidos de las distintas áreas, criterios de evaluación, actividades de enseñanza-aprendizaje y ayudas personales y materiales) desarrolladas para un alumno con el fin de responder
a sus necesidades educativas.

A través de las Adaptaciones, facilitamos el proceso de enseñanza-aprendizaje al alumnado con NEE, a la vez que les estamos posibilitando el acceso al currículo común, o unos aprendizajes equivalente por su temática. De esta manera, podremos dar respuesta a la diversidad individual, independientemente de las diferencias personales, de ritmos, intereses,... Considerando también que es necesaria una metodología, una organización que facilite el desarrollo de las capacidades y habilidades propias del alumnado. Una vez tenemos claro el qué, cómo y cuándo enseñar y evaluar, vamos a planificar una Adaptación Curricular Individualizada (A.C.I.), teniendo en cuenta una serie de aspectos que facilitarán alcanzar los objetivos del currículo común al alumnado con discapacidad.

La Educación Inclusiva parte del supuesto de diseñar y desarrollar un currículo común, diverso y flexible cuyos fundamentos se derivan de la atención a la diversidad de capacidades, intereses y ritmos de aprendizaje, de la flexibilidad en el alcance y del logro de los objetivos de aprendizaje. 

Las adaptaciones curriculares individualizadas se pueden entender como un proceso de toma de decisiones compartido destinado a ajustar y complementar el currículo común para dar respuesta a las necesidades educativas especiales de los niños y lograr su máximo desarrollo personal y social. Se trata de construir un currículo a la medida del alumno, tomando decisiones respecto a qué tiene que aprender y con qué secuencia, cómo hay que enseñarle, cuáles van a ser los criterios para medir sus avances y cómo hay que evaluarle. El hecho de que sea una planificación individual no significa que sea un currículo paralelo o aislado del que siguen sus compañeros.

En términos de Rose y Meyer (2002), ello daría lugar a tres principios operativos, pensados para minimizar las barreras y maximizar el aprendizaje y la participación consistentes en: 
Proporcionar al alumnado múltiples medios o formas de representación del contenido. Esta multiplicidad proporcionaría un mayor y más amplio espectro de opciones de acceso real al aprendizaje a cada alumno.
Proporcionar múltiples medios de expresión al alumnado que permitan que cada uno de ellos demuestre el aprendizaje de acuerdo a su estilo propio y a sus preferencias.
Proporcionar al alumnado múltiples medios de motivación que permitan que cada alumno encuentre su incentivo para el aprendizaje de forma que transformen los estímulos externos en un foco endógeno de acción y de motivación.
Estos tres principios, representan una reorganización del aprendizaje.

Asumir, desde el inicio del proceso de programación didáctica, la riqueza y la complejidad que supone valorar la diversidad del alumnado y tener presente, por ello, las necesidades educativas de todo el alumnado, diseñando los procesos escolares desde esa premisa, es una opción más coherente con los principios de inclusión educativa (Echeita, 2008), que la de pensar en “la mayoría” y a, posteriori, realizar adaptaciones que no pocas veces no han sido otra cosa que la simple eliminación de objetivos y contenidos de aprendizaje.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario